11 mayo, 2010

A MI HERMANA PERLA

Perla Szuchmacher (1946-2010)


Estas palabras las escribió Haydée Boetto, una maravillosa actriz mexicana, que además fue una amiga incondicional de Perla, mi querida hermana.

"Ayer, en el día de las madres, murió Perla Szuchmacher.
Murió en paz, como mueren las personas buenas, honestas, generosas, justas y sabias.
Decidió cambiar, transformarse para poder ir y venir sin nada que le estorbara. Para poder ir a la hora que se le antojara a todos los lugares que le gustan.
Para meterse al mar, reencontrarse con las personas que no veía hace mucho, llegar rápidamente a todos los países que le faltaba visitar, enredarse entre las bugambilias y las jacarandas que se llenaron de flores esta primavera y sentarse cada tanto en una butaca, camuflageada entre los niños para escuchar lo que dicen mientras ven sus obras de teatro.

Ayer, su familia, generosa como ella, abrió las puertas de su casa para que todos pudieramos despedirla, ahora que ya no la tendremos de la forma en que estabamos acostumbrados.

Ayer pudimos celebrar a Perla. Emocionarnos porque nos tocó estar cerca de ella, contemplarla en sus fotografías, brindar, comer, cantarle canciones con jaranas, abrazarnos y aplaudirle...

Ayer festejamos la hermosa vida de Perla.
Festejamos la vida."

Haydée y Perla


Estas palabras las escribió Pablo Gershanik, actor y director:

Correría 1983, en Tlalpan, para los amigos era un momento de festejo: Dolce y Gelatto estaba por abrir sus puertas. Perla y Alberto, junto con los Cohan encarnaban nuestro sueño de chicos: tener amigos con heladería propia. Recuerdo la fiesta, y entre helados de chocochips (la versión del "granizado") a la mexicana la dulzura de Perla. Vinieron los días del mundial juvenil que se jugó en México, las idas a la cancha con toda la barra de chicos y una vez más la presencia de Perla, con su mirada sonriente y franca llevándonos a festejar.
Luego fue el teatro que nos volvió a juntar, cuando yo apenas empezaba. En algun curso, en algun escenario, ella de tanta y tan buena tabla me compartió que hacemos teatro justamente para eso, para encontrarnos con el otro.
Nos seguimos viendo, intermitentemente por los caracoles de la distancia, pero siempre con el afecto intacto. Que hoy Perla no esté es una tristeza inmensa. Que haya estado a lo largo de mi vida es un gran regalo, que sé que yo tuve y que compartí con tantos otros. Intuyo que Perla mira hoy tras bambalinas y nos recuerda risueñamente que es en los encuentros que el teatro, como la vida tienen sentido.
Un abrazo enorme.

De Jaime Chabaud (México DF, México): El adiós a Perla Szuchmacher

Me causa un inmenso dolor la muerte de Perla Szuchmacher, dramaturga y directora dedicada al teatro para niños y jóvenes. Además de la amistad que nos unía, me aterra (en el sentido originario de esta “mala” palabra) porque pocas son las gentes de teatro que nacieron para servir. Los demás sólo saben servirse, avorazarse, agandallarse y –en el mejor de los casos- mirarse el ombligo y dar codazos si alguien estorba. Perla fue de una generosidad proverbial y tocó el corazón de muchos colegas y –por supuesto- de su público. Argentina de nacimiento, la recuerdo dando brincos de felicidad porque un día, después de muchos trámites, se había vuelto mexicana. Estaba feliz como niña con juguete nuevo, orgullosa de su nueva nacionalidad, muy pero muy contenta, con la mirada limpia. Me acuerdo del día que me enseñó su casa nueva, la primera de propiedad de Alberto (su marido) y suya, me llevó de la mano por todos los rincones contándome atropelladamente las mejoras que quería hacerle, hace no más de tres años, a esa su casa, donde quería pasar el resto de su vida, con la paz de un techo suyo. Y no saldrá de mi memoria el día que me pidió disculpas (no había ninguna ofensa) por el cambio al final infeliz que yo proponía en mi obra Lágrimas de agua dulce (que ahora el DIF del DF censuró en otro montaje hecho con niños, curioso) que ella dirigía con Ana Zavala actuando. “Tenías razón –me dijo- la explotación infantil no puede tener un final feliz. Vamos a regresar al que es”.
Si el teatro mexicano para jóvenes audiencias está hoy a la vanguardia en todo Latinoamérica se debe –entre otras gentes- a Perla Szuchmacher. Ella nos enseñó que no tiene temas vedados y que con los niños se puede hablar de todo: de la muerte, del divorcio, del abuso e incluso de la diversidad sexual. Ahí radica el poderío de este Nuevo Teatro para Niños del que Perla era una de sus mejores exponentes, como directora y como dramaturga. Malas palabras, El rey que no oía pero escuchaba y, entre otras, Príncipe y Príncipe son ejemplo de ello. No hay con qué pagarte, Perluchis, todos los regalos que nos diste y, como diría Miguel Hernández: “no perdono a la muerte enamorada / no perdono a la vida desatenta…”


Micaela Gramajo en "Lágrimas de agua dulce" de Jaime Chabaud, dirigida por Perla Szuchmacher